domingo, 16 de noviembre de 2008

Mendigo

En la ciudad sin mendigos,
los pobres sin sueños marchan, embrutecidos
junto a sus enemigos de antaño,
los niños dormidos.
Son ahora sus más fieles cómplices,
en el muy moderno paraíso de la confraternidad.
Pero aún viven auténticos rostros
con esperanza de sueños,
llenos de eternidad, auténtico gozo del hombre.
Verdadero dolor de seguir andando,
sin más que guitarra y vino,
dios, me pregunto ahora
qué has hecho del mendigo.

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