Con la conciencia vacía de saber quiénes, hacia dónde, recorríamos de lado a lado los bordes de una fosa alargada y profunda, atrapada en el interior de una densa, espesa y húmeda selva. De vez en cuando volcábamos alguna que otra mirada fría en el otro, pero era lo mismo que mirar hacia el vacío. Nada había más allá de nosotros; tan sólo disfrutábamos del placer de vernos caer. De vez en cuando ocurría lo peor y caía uno y luego otro y era delicioso vernos caer, la sangre derramada, los huesos... Yo nunca experimenté una caida, pero desde sus miradas bien podría haber muerto ya cien veces. Era terrible apreciar que nada era terrible, y a la vez todo, sucumbíamos una y otra vez, jugábamos a entregarnos al deseo pleno de vernos caer. Sólo una vez observé realmente y ví como un reflejo, ví que estaba ahí. Ví caerme al vacío, volví y comprendí. Y poco a poco nos íbamos dándo cuenta de lo que éramos capaces, de todo lo que podíamos hacer, de nosotros mismos, de los otrosmismos... ...atravezarnosaparecer una y otra vez aquí y allá, por todos lados. Estar en todos los cuerpos, ser a través de todas las mentes, y volver otra vez al polvo, y así continuar viviendo como verdaderos vagabundos, verdaderos fantasmas de nosotros mismos...verdaderas capacidades las de nuestras mentes, un señor que parece ser mi otro, super/supra/meta-yo me observa por TV, sentado cómodamente en su sofá. La habitación es oscura, perverso el reflejo de esa luz en la pared. Ahora subo y el orificio se hace cada vez más estrecho. Al parecer no hay salida y bajo, para matar a ese señor, que apague
Sí, he caído con ellos, ahora hemos vuelto...
martes, 7 de octubre de 2008
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